A las 15:24 horas del 20 de marzo el Sol cruzará el ecuador celeste de sur a norte de la Tierra, a este fenómeno se le conoce como equinoccio de primavera, un momento en el que el día y la noche durarán lo mismo.
Los cambios de estaciones se deben a la inclinación del planeta respecto al astro rey conforme se desplaza a lo largo del año.
La percepción de mayores niveles de radiación provenientes de nuestra estrella no tiene que ver con su distancia de la Tierra, pues, de hecho, cuando estamos en invierno en el hemisferio norte, menor es la distancia con respecto a la estrella.
La sensación de calor más bien tiene que ver con la sequía y es normal que marzo, abril y mayo sean los meses más calurosos en el hemisferio, antes de la llegada de las lluvias. Pero no tiene que ver con la actividad del Sol.
Entre las plantas que se aprecian en floración en este tiempo están los cazahuates, árboles con tallo amarillo y flores de color blanco-cremoso, lo cual es curioso porque pertenecen a un género llamado Ipomoea que en el resto del continente son enredaderas, pero México es el único lugar del mundo donde son árboles.
Otra planta que colorea las calles es el colorín; sus flores rojas y rosadas se aprecian a lo largo de la primavera, pues suele ser parte de los programas de reforestación. También está el macpalxóchitl, mejor conocido como flor de manita, cuyas curiosas flores suelen caer al suelo en esta etapa.
Todas poco a poco se han adaptado a las condiciones en la CDMX: temperatura, altitud, cantidad de lluvia y viento, aun cuando requieren de la mano del ser humano para sobrevivir. Otras especies, como los encinares y pinos, son la vegetación propia de la región donde vivimos; aunque carecen de flores llamativas, tienen verdor todo el año, finaliza Beltrán Rodríguez.