Utilizar más agua tratada para cultivos, captar la de lluvia, recarga artificial de acuíferos e invertir 97 mil millones de pesos para implementar una Estrategia para la Seguridad Hídrica del Valle de México, son algunas de las propuestas de 20 expertos de la academia, asociaciones civiles e iniciativa privada planteadas en el documento “Perspectivas del agua en el Valle de México. Orientaciones hacia la seguridad hídrica”.
Atender la situación es una emergencia que está llegando a nuestros hogares y necesita soluciones integrales que sumen trabajo científico, participación ciudadana y del sector empresarial, plantearon en la UNAM cuatro expertos de la Red del Agua, del Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad (ambos de esta casa de estudios); la organización civil Agua Capital; y el Centro Regional de Seguridad Hídrica (CERSHI), que opera bajo los auspicios de la UNESCO.
Solamente 75 por ciento del área sembrada bajo riego emplea aguas residuales en dicha zona, mientras que menos de 12 por ciento son reusadas. Los expertos señalan que 40 por ciento de este recurso se pierde por fugas en las redes de distribución; las estaciones hidrometeorológicas cubren únicamente 60 por ciento de los requerimientos de monitoreo.
“Ejemplo de ello es el Sistema Cutzamala, que se construyó para un horizonte de 20 años y ya lleva 40 en operación. Además, hay afectaciones por sismos y hundimientos, y se extrae 2.15 veces más agua subterránea de la que se recarga”, alertó.
Algunas propuestas
Los especialistas sugieren acciones con un horizonte hacia 2040, las cuales requieren 97 mil millones de pesos (adicionales a lo invertido regularmente en el sistema hídrico) para implementar las Estrategia.
Se consideran tres rubros: precondiciones de liderazgo, gobernabilidad y financiamiento; acciones sustantivas que incluyan acuíferos, infraestructura, gestión integral de recursos hídricos y fuentes internas y externas de agua; así como temas transversales como desarrollo de capacidades, economía circular y resiliencia.
De igual forma, la reglamentación de acuíferos; y su recarga artificial; cancelación de aprovechamientos irregulares; manejo de cuencas e incremento de tratamiento de las residuales; medir y monitorear las variables meteorológicas, el agua superficial y subterránea, así como su calidad y cantidad.
Estiman prioritario localizar una nueva fuente de abastecimiento; correcto mantenimiento al Sistema Cutzamala; renovar la red para reducir fugas; racionalizar el uso del agua; e intercambiar para riego la potable por residual tratada.
Además, se deben conservar las amplias zonas de recarga que aún existen, reforestar y revegetar los árboles para fomentar el ciclo hidrológico y recuperar ríos y humedales.