San Agustín Metzquititlán vivió el cierre de la festividad en honor al Señor de la Salud con “La Octava”, una celebración de profunda tradición religiosa y cultural que reúne a fieles de diversas comunidades.
La devoción al Señor de la Salud ha sido parte fundamental de la identidad del municipio por generaciones. Los creyentes le atribuyen la capacidad de sanar enfermedades y brindar protección, motivo por el cual acuden en procesión para agradecer y pedir su intercesión. La festividad principal se celebra con misas y actos de fe, pero la tradición dicta que, ocho días después, se lleve a cabo “La Octava”, una extensión de la celebración que marca su culminación.
Desde tempranas horas, las actividades comenzaron con una misa solemne en honor al Señor de la Salud, seguida de la tradicional procesión en la que su imagen recorrió las principales calles del municipio, acompañada por cientos de fieles. Durante el recorrido, se pudieron apreciar expresiones de fe, como promesas y rezos colectivos, reforzando la conexión espiritual de la comunidad con su santo patrono.
Las calles se llenaron de música y color con la participación de danzas tradicionales, como los matlachines y pastoras, que con sus movimientos y vestimentas típicas dieron un toque especial a la festividad. Además, bandas de viento interpretaron melodías que acompañaron a los devotos durante la jornada.
La gastronomía también tuvo un papel importante en la celebración. Familias y visitantes disfrutaron de platillos típicos, manteniendo viva la tradición culinaria del municipio. En cada rincón, el fervor religioso y la convivencia se hicieron presentes, reafirmando el sentido de comunidad y herencia cultural.
Con esta festividad, San Agustín Metzquititlán no solo honra su fe, sino que también preserva una de sus tradiciones más arraigadas, transmitiéndola a las nuevas generaciones y fortaleciendo la identidad del pueblo.