Este verano, el Museo Interactivo El Rehilete se convirtió en el epicentro de la creatividad, el aprendizaje y la diversión, donde los niños disfrutaron de un curso de verano inolvidable. Con una oferta educativa y recreativa que abarcó desde robótica hasta ajedrez, pasando por pintura, ciencia, artes plásticas y teatro, los pequeños exploradores vivieron unas vacaciones llenas de conocimiento y entretenimiento.
Robótica fue uno de los talleres más emocionantes, donde los niños se convirtieron en pequeños ingenieros, construyendo una impresionante garra de dinosaurio robótica. Aprendieron sobre mecánica y programación de una manera divertida y práctica, dejando a todos maravillados con sus creaciones.
En el taller de Pintura, los participantes descubrieron diversas técnicas artísticas y conocieron a grandes maestros del arte. Sus obras reflejaron un despliegue de color y creatividad que dejó a más de uno con la boca abierta.
El curso también incluyó clases de Ajedrez, donde los niños se adentraron en el juego de estrategia más importante de todos los tiempos. Bajo la tutela del gran campeón hidalguense, Uriel Capó, los pequeños ajedrecistas no solo aprendieron a mover las piezas, sino también a desarrollar un razonamiento lógico y estratégico, habilidades que sin duda les serán útiles en el futuro.
La Ciencia fue otro de los pilares del curso, donde los niños pusieron a prueba su imaginación y curiosidad a través de una serie de experimentos sorprendentes. Desde crear volcanes en erupción hasta cohetes que surcaban los cielos, cada día fue una nueva oportunidad para que los pequeños científicos exploraran el mundo que los rodea.
Las Artes Plásticas y el Teatro también tuvieron su espacio, permitiendo que los niños expresaran sus emociones y creatividad a través de diferentes formas de expresión. esculturas y pequeñas representaciones teatrales mostraron el talento de los participantes, quienes encontraron en estas actividades un vehículo para comunicarse y explorar su mundo interior.
Pero no todo fue aprendizaje. Las actividades de recreación y activación física mantuvieron a los niños en movimiento, asegurando que disfrutaran de un verano lleno de energía y diversión.
El curso de verano culminó con un día espectacular, repleto de emociones y risas. El torneo de ajedrez, dividido en dos categorías, coronó a seis pequeños campeones que demostraron su destreza en el tablero. Los inflables gigantes, el recorrido por el Museo y el Dinoparque, y el gran final con el show mágico y divertido del Mago Roandy cerraron con broche de oro esta experiencia inolvidable.
La Directora General Jerusalem Kuri del Campo agradecio a todos los participantes y a sus familias por la gran confianza brindada para poder hacer de este curso de verano un éxito rotundo. Nos vemos el próximo año para más aventuras, aprendizaje y, sobre todo, ¡diversión!.