La Selección Nacional de futbol femenil de España se convirtió en campeona mundial al vencer a Inglaterra. Hubo entusiasmo y reconocimientos generales. En Hidalgo se recordó a la madrileña Jennifer Hermoso, de 33 años, parte del conjunto ibérico, jugadora estelar de las Tuzas del Pachuca, quien además de su talento balompédico, destacó por sus buenas maneras, apartándose de polémicas estériles. Cuando se iniciaba la entrega de medallas, presidió Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Futbol (FEF). Atestiguaron, entren otros entusiastas, la reina Letizia y su hija, la infanta Sofía. Rubiales se acercó a Hermoso. La abrazó, fuerte. Y la besó en la mejilla; pasaron segundos y en lugar de retirarse, sujetó a la jugadora por el cuello y le propinó un beso en los labios. Pasado esos momentos de sorpresa, hubo reacciones, todas, unánimes contra quien encabeza la FMF. Horas después, cuestionado por su inusitada acción, llamó “estúpidos” y “gilipollas” a quienes reprobaron su proceder. Y del beso, lo denominó “simple pico entre dos amigos”. Pero ya más tarde ante el oleaje de críticas, explicó que se había equivocado. Sus palabras: “Es en un momento de máxima efusividad, sin mala intención, ocurrió de manera espontánea…”. Ya más tranquilizados los ánimos, se calificó el suceso de” agresión sexual” y signo del “machismo ancestral” que aún prevalece.
Un beso, solo uno, desató un escándalo
