Médico cirujano por la UNAM, Nicolás Soto Oliver, otro distinguidísimo pachuqueño, además de sus conocidas y respetadas intervenciones como doctor, fue director de la Escuela de Medicina de la Universidad Autónoma de Hidalgo, y fundador, asimismo, de la Escuela de Odontología. Llegó a ser decano de la UAEH. Escritor, uniendo a sus actividades profesionales el ser un experto en la historia de La Bella Airosa, fue otro, de los setenta que colaboraron en el libro Mí Pachuca, en el que fungió como compilador Raúl Arroyo. Soto Oliver tituló su mensaje Carta a mi tierra pachuqueña. Citó:” Te conocí bravía porque nací en uno de tus barrios, hogar para los propios e impenetrable para la gente extraña; tus chuecos callejones fueron escenario de mis primeros juegos, lo mismo las bellas e inocentes rondas infantiles que los pleitos a pedradas con los demás niños barrieros”. “Recortada mi Pachuca, en la falda de tus cerros, podíamos cruzarte de cabo a rabo, caminando no más de quince minutos”. Y hay otros no menos interesantes aportes de esos añorados días.
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