No es frecuente conocer historias como la de Raquel López Ponce, quien buscó durante años a Luis Ángel García Conde, guatemalteco, quien asesinó en Tulancingo, en 1997, a sus dos hijos de 9 y 15 años. El homicida huyó a Estados Unidos, en donde finalmente lo pudo ubicar la señora López Ponce. Tras un nada terso proceso, consiguió que, de Guatemala, a donde había sido deportado, lo extraditaran a México. El hombre, hoy de 61 años, fue sentenciado a 60 años de cárcel, y a algo que no parece muy justo, reparación de daño por 18 mil pesos.
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