Con botas de trabajo y herramientas en mano, un grupo de mujeres está rompiendo estereotipos en uno de los oficios más técnicos y exigentes: el del agua y saneamiento. Se trata de Cascos Rosas, una iniciativa de la Asociación Nacional de Entidades de Agua y Saneamiento (ANEAS), que en Hidalgo impulsa la Comisión Estatal de Agua y Alcantarillado (CEEA), bajo la coordinación de Solibeth González López.
Ellas reparan fugas, supervisan obras, realizan pruebas de calidad del agua, notifican, distribuyen mediante tandeo y participan en brigadas de apoyo durante emergencias, como las recientes inundaciones en Mineral de la Reforma y Tezontepec de Aldama. Su presencia no solo garantiza un servicio eficiente, también abre camino a nuevas generaciones de mujeres en un sector tradicionalmente dominado por hombres.
“Cascos Rosas visibiliza el trabajo de las mujeres en el sector hídrico. Nuestro propósito es capacitarlas, reconocer su labor y demostrar que tienen la misma capacidad que los hombres”, asegura González López.
El programa ofrece formación técnica, certificaciones y acompañamiento, lo que se traduce en mayores oportunidades laborales y en una red solidaria que comparte conocimientos y experiencias. Con ello, no solo fortalecen su desarrollo profesional, sino que también elevan la calidad de los servicios para la ciudadanía.
Con orgullo y compromiso, estas mujeres refrendan cada día que el agua de Hidalgo también corre gracias a sus manos. Cascos Rosas no solo transforma el sector hídrico: transforma vidas y comunidades.