Columna de OpiniónPrincipal

Un tren que conecta más que ciudades


Por  Liliana Castillo

La reciente supervisión del avance del tren de pasajeros México-Pachuca, encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y el gobernador Julio Menchaca Salazar, no es solo un acto protocolario: es una señal clara de que Hidalgo está entrando a una nueva etapa de desarrollo. Este proyecto, con una inversión histórica de 74 mil millones de pesos, es mucho más que un medio de transporte; es un catalizador de bienestar, progreso y oportunidades para miles de familias.

Durante años, la conexión entre la Zona Metropolitana de Pachuca y la Ciudad de México ha sido una necesidad evidente. Miles de personas recorren diariamente este trayecto para trabajar, estudiar o atender asuntos familiares. La realidad era que estas distancias se salvaban con transporte carretero saturado, costoso y lento. Con el tren de pasajeros, ese panorama cambiará de forma radical: un recorrido de poco más de una hora, con comodidad, seguridad y respeto al medio ambiente.

Los beneficios concretos son tan tangibles como impresionantes: el tren de pasajeros recorrerá la ruta de Buenavista a Pachuca en solo una hora con 15 minutos, alcanzando velocidades máximas de 130 kilómetros por hora. Contará con 15 trenes, cada uno con capacidad para 700 pasajeros y espacios preferentes para personas con discapacidad, garantizando inclusión y eficiencia en cada viaje.

Pero el impacto no se limita al tiempo que se ganará en los traslados. El tren forma parte de una visión de desarrollo integral. El Polo del Bienestar en Zapotlán es un ejemplo: un espacio de 950 hectáreas para industria, vivienda, educación y salud, que promete convertirse en un nuevo núcleo de dinamismo económico para Hidalgo. Esta sinergia entre infraestructura y desarrollo urbano es la fórmula que ha transformado regiones enteras en países que apostaron por el transporte ferroviario.

El compromiso del gobierno federal, sumado a la determinación del gobierno estatal, deja claro que este no es un proyecto improvisado ni una promesa vacía. La liberación total del derecho de vía y el trabajo coordinado entre las instituciones, incluso con la participación de ejidatarios, muestran que hay una ruta clara hacia la meta: poner el tren en marcha en el primer semestre de 2027.

En un país donde a veces las grandes obras se topan con resistencias o se quedan a medias, este tren avanza con el respaldo social y político que necesita. El gobernador Menchaca lo resumió bien: el segundo piso de la transformación ya está aterrizando en Hidalgo. Y no se trata solo de concreto, rieles y estaciones: se trata de abrir puertas para que más hidalguenses puedan vivir mejor, acceder a empleos, estudiar sin limitaciones y viajar de forma digna.

Este tren no solo conectará a Pachuca con la Ciudad de México; conectará a Hidalgo con un futuro de mayor competitividad, integración y bienestar. Y eso, sin duda, es un viaje que vale la pena emprender.

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