En abril de 1823, después del desplome del Imperio de Agustín de Iturbide y Arámburu, el Soberano Congreso decreta que se diseñe un nuevo Escudo Nacional. El decreto no estipulaba si águila debía estar de frente o de perfil y el primer diseño oficial lo realizó el grabador José Mariano Torreblanca, sobre la idea del siguiente texto:” Que el escudo (nacional mexicano) sea el águila parada en la pata izquierda sobre un nopal que nazca de una peña, entre las aguas de la laguna y agarrando con la derecha una culebra en actitud de despedazarla con el pico y que orlen en este blasón dos ramas, la una de laurel y la otra de encino, conforme al diseño que usaba el gobierno de los primeros defensores de la Independencia de México”.