Una persona que es excluida, estigmatizada y no puede acceder al ejercicio de un derecho, experimenta un gran sufrimiento. Tiene que ver con la dignidad humana y no sentirse parte de, tampoco ser aceptada o aceptado y conducir, incluso, a la muerte.
Los crímenes de odio por condición de raza, sexo, orientación sexual, identidad de género son ejemplo de ello, afirma la directora del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, Mónica González Contró.
Con frecuencia “vemos en la vida cotidiana expresiones que obstaculizan el ejercicio de los derechos de las personas y su dignidad. Esta efeméride debería invitarnos a realizar un autoexamen, sobre nuestra actitud hacia ciertos grupos frente a los que podemos tener prejuicios, desde las actitudes machistas, homófobas o las xenófobas, que se están dando por el fenómeno migratorio que tenemos en el país”, señala.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Discriminación (ENADIS) 2022, el 23.7 por ciento de la población de 18 años y más manifestó haber sido discriminada en los últimos 12 meses por su tono de piel; manera de hablar; peso o estatura; forma de vestir o arreglo personal; clase social; lugar de residencia; creencias religiosas; sexo; edad; orientación sexual; ser indígena o afrodescendiente; tener cierta discapacidad; presentar alguna enfermedad; opiniones políticas; estado civil; o situación de pareja o familiar, entre otros.
En la población de la diversidad sexual y de género, el porcentaje aumentó a 37.3 por ciento, así como entre las trabajadoras del hogar, 34.6 por ciento.