El de agosto de 1926, “El jefe máximo” de la nación, Plutarco Elías Calles, expide la Ley Reglamentaria del artículo 130 constitucional (concerniente a la relación entre el Estado y la Iglesia), que establecía que el gobierno podía controlar el número de sacerdotes, exigía su registro ante las autoridades civiles para saber qué iglesia ocupaba cada uno, autorizaba la clausura de los conventos y obligaba a los sacerdotes ser mexicanos por nacimiento para ejercer. Este artículo desata la Guerra Cristera.
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