El 13 de octubre de 1527, durante el papado de Clemente VII se ordena la construcción de la Catedral Metropolitana de la ciudad de México. Las obras inician en 1773, sobre las ruinas del templo azteca dedicado al dios Tonatiú. La colosal empresa fue lenta y concluyó en 1714.Por estar en un terreno cenagoso, la Catedral siempre tuvo problemas de hundimiento, ya que la estructura pesaba 30 mil toneladas.