Christine Baumgartner y su esposo Kevin Costner, muy conocido como exitoso actor, fueron durante casi dos décadas un matrimonio ejemplar. De pronto, el 1 de mayo trascendió que se separaban. No dijeron las causas. Eran aparentemente felices; padres de tres hijos. Pero sobrevino lo que casi siempre ocurre cuando las parejas se divorcian: ajuste de cuentas. El dinero en juego asombra: ella demandó para su manutención, incluyendo los jóvenes de 12, 14 y 16 años, 248 mil dólares mensuales. Argumentó erogaciones extracurriculares y colegiatura en institución privada; él reviró y ofertó 59 mil dólares. Hubo un tercero, el juez, que determinó la cantidad definitiva: 129 mil dólares. “Le salió barato”, dijo alguien por ahí. ¿Será?
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