Lo dijo James Cameron, director de la inolvidable película Titanic: La operación de búsqueda de un submarino turístico en aguas profundas se convirtió en una” farsa de pesadilla” que prolongó la agonía de familias de los pasajeros. Manifestó que” sentía en mis huesos” que el sumergible Titán se había perdido poco después de escuchar que dejó de tener contacto con la superficie, durante su descenso hacia los restos del barco en el fondo del océano Atlántico. Más concreto, señaló que el enfoque en los medios durante los días siguientes acerca de que el sumergible tenía 96 horas de suministro de oxígeno y que se habían escuchado ruidos de golpes era un “farsa prolongada y de pesadilla”. “Eso fue solo una vuelta de tuerca cruel y lenta durante cuatro días en lo que a mí respecta”. Y añadió: “Porque supe la verdad el lunes por la mañana”. Expertos se preocuparon por el Titán, de Ocean Gate Expeditions, y afirmaban que era demasiado experimental para transportar pasajeros.
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