Se le conoció, sobre todo en Gran Bretaña, como Jack el Destripador, pero nunca se le identificó. Sobre lo mismo, nadie ha podido demostrar que quien se sentó en el trono en 1901, Eduardo VII, estuviera informado de la autoría de asesinatos en serie, pero tampoco que se enterara de ellos por la prensa. Tampoco se descarta la explicación más simple, la que otorgaría la fama a un incógnito criminal que buen día se levantó y decidió no matar más. Y hace algunos años la escritora de novelas de intriga, Patricia Cronwell, afirmó que el Destripador era un conocido pintor impresionista cuyos cuadros estaban repletos de información sobre el caso. La policía dijo que se mantienen abiertas todas las líneas de investigación