¿Intimidar a disidentes es buen camino?
El sábado pasado renunciaron al PRI 15 alcaldes hidalguenses; antes, ocho diputados hicieron lo mismo, además de que se les unieron síndicos y regidores; más de cien en este agitado junio, políticamente expresado.
La reacción de la nueva dirigencia estatal, en la que está al frente Marco Mendoza Bustamante, es de que se procederá legalmente contra los exmilitantes que incurrieron en actos de corrupción, y en especial, la andanada se dirigió a Julio Valera Piedras, anterior dirigente, por haber dejado (supuestamente) un boquete financiero, y que, en lo general, no serán “tapadera “de los actos que cometieron.
Hubo también declaración de la secretaria general del Revolucionario Institucional, Carolina Viggiano. Más objetiva sobre lo sucedido, se opuso a que se considerara, que el PRI está muerto; apuntó que no es la primera vez que les “sacan el acta de defunción y han resurgido”. Fue un tanto ecuánime, porque también, quizá por la sorpresa que despertaron los hechos, y tan continuos, también había criticado severamente a “los que se fueron”. Sus palabras fueron: “Adiós a los corruptos y oportunistas”. No será la primera ni la última vez que simpatizantes de una organización política se separen y busquen otra alternativa que corresponda a lo que ideológicamente consideran correcto. Hay muchos ejemplos.
El Ejecutivo estatal, Julio Menchaca Salazar, omitió expresarse del tema; guardó la sana distancia; hizo bien. Por su parte, el exgobernador, Manuel Ángel Núñez Soto, fue equilibrado al explicar su punto de vista como un afiliado más. Consideró que hay que mirar al futuro, construir políticas y abrir al partido y manifestó que “nunca he creído en los dueños de la verdad, en los mesías ni en los destinos manifiestos”, y que quienes están al frente de una institución política están obligados a la concordia “a construir y no imponer”.
No ha contactado con otros ex mandatarios priistas como Miguel Osorio y Francisco Olvera Ruiz. No hay que olvidar que el primero tuvo discrepancias con el dirigente nacional priista, Alejandro Moreno, y eso lo llevó a que abandonara su posición al estar al frente de la fracción de senadores de su partido. Hasta hoy, que se conozca, no ha ido más allá que externar malestar, sin llegar a empuñar el sable y enfrentar a Alito.
¿Cuánto puede significar todo esto, ya no solo el próximo año sino en este? Se sabe que en septiembre se conocerán los aspirantes a la presidencia de la República. De Morena y sus aliados, el miércoles 6, y tres días antes, la coalición Va por México, que forman PAN, PRI Y PRD. Es de esperar que así mismo, empiecen a fluir nombres, quién sabe con cuánta discreción, de quienes levanten la mano en pos de senadurías, diputaciones federales y locales, así como de presidencias municipales. ¿Afectará en Hidalgo al priismo, con memoria de lo acontecido en este memorable junio? Es una de las interrogantes. La trascendente.