Se trata de una de las tradiciones más importantes en México, que se realiza durante la última semana de la Cuaresma. Es un ritual que se remonta a una costumbre de origen turco, y llegó a México con los españoles en el siglo XVI.
Se trata de prenderle fuego a una figura producto de la cartonería (otra tradición mexicana) que representa un diablo.
Los evangelizadores representaban con figuras de trapo a Judas Iscariote, quien —de acuerdo con las escrituras bíblicas— fue el que entregó a Jesús por unas cuantas monedas, lo que lo llevó a su crucifixión. La quema representaba la purificación de los pecados.
Sin embargo, otras fuentes apuntan que el ritual surgió del lado contrario. Con la llegada de los españoles y la religión católica, en América se instauró el Oficio de la Santa Inquisición, enfocado a perseguir a los herejes. La Quema de Judas habría surgido entonces como una sátira de las ejecuciones públicas llevadas a cabo por aquella institución.
Aún así, hoy en día se trata de una práctica extendida por varias regiones de Iberoamérica; es decir, se celebra tanto por españoles como por latinoamericanos